“Todo en todas partes al mismo tiempo”: 3 claves que han hecho que la delirante película arrase en los premios de la Academia de Hollywood y en taquilla – BBC News Mundo
- Leire Ventas
- Corresponsal de BBC Mundo en Los Ángeles
Lo que “Todo en todas partes al mismo tiempo” (Everything Everywhere All at Once) ha conseguido en un año de recorrido pocos (o nadie) lo vieron venir.
Esta inclasificable cinta que tiene como protagonista a Evelyn Wang (Michelle Yeoh), una inmigrante china de mediana edad que regenta una lavandería en California, y que es a la vez ciencia ficción, comedia absurda, una película de artes marciales y una trama familiar indie, se alzó este domingo como la gran ganadora de la 95ª edición de los Oscar.
Se hizo con siete de los 11 galardones a los que aspiraba –incluido el premio gordo, el de mejor película–, el de mejor actriz para Yeoh, y los de mejores actores de reparto para Ke Huy Quan y Jamie Lee Curtis, poniendo así la guinda a una temporada llena de triunfos.
Es que no ha habido gremio cinematográfico que no la haya reconocido —así lo hicieron los sindicatos de productores, actores, directores y guionistas—, y antes de en los de la Academia arrasó también en los premios del cine independiente, los Spirit Awards.
Y todo mientras recaudaba US$100 millones en taquilla. Nada mal para una producción de US$14 millones del estudio independiente A24.
¿Cuál es, pues, el secreto de esta improbable película para haberlo ganado todo, casi a la vez y prácticamente en todas partes?
1. Es un soplo de aire fresco (y una respuesta a los tiempos)
“Inyecta energía al cine como en los 90 lo hicieron las pelis de Tarantino”, ha dicho de ella el cineasta mexicano Alfonso Cuarón.
Y sus compatriotas Alejandro González Iñárritu y Guillermo del Toro la han llamado “el Trainspotting de esta generación”, comparándola con la rompedora cinta de 1996 dirigida por el británico Danny Boyle.
También traducida como “Todo a la vez en todas partes”, es el segundo largometraje del dúo conocido como los Daniels: Daniel Kwan y Daniel Scheinert.
En vista de que el primero, Swiss Army Man (2006), lo protagonizaba un náufrago (Paul Dano) que trababa amistad con un cadáver flatulento (Daniel Radcliffe), era de esperar que su nueva película también rompiera esquemas.
Sus 140 minutos ponen en cuestión la idea más conservadora de lo que debe ser una película.
Y dan cabida, entre otros, a un mapache que utiliza a un chef a modo de títere (clara alusión a Ratatouille), a un momento de intimidad entre dos mujeres que tienen salchichas por dedos, un tapón anal que funciona como portal hacia dimensiones paralelas, rocas que conversan telepáticamente y un bagel que simboliza el nihilismo.
“El resultado es un desorden, pero un desorden meticulosamente planeado y ejecutado, en el que cada toma, cada efecto de sonido y cada recurso visual encajan exactamente como los Daniels pretendían en esta monstruosidad densa y cacofónica, que se esfuerza por capturar la asombrosa carga de tratar de existir en un mundo de opciones ilimitadas“, escribe el crítico de cine Peter Debruge en Variety.
“Es una solución hiperactiva para las audiencias con déficit de atención, que han sido bombardeadas con malas noticias (pandemias, protestas y guerras mundiales inminentes) y cuyas preocupaciones reales se reducen a lo básico, como llevarse bien con sus padres o conseguir dinero para pagar la renta”.
La trama de “Todo al mismo tiempo en todas partes” arranca describiendo la dura vida para llegar a fin de mes de los Wang, quienes llevan décadas asentados en Estados Unidos.
Su lavandería nunca fue un negocio boyante, y ahora deben enfrentar una auditoría conducida por una malhumorada empleada tributaria (Jaime Lee Curtis) que insiste en que sus cuentas no cuadran.
Y todo, mientras su dinámica familiar se desmorona: Evelyn ve peligrar su matrimonio con Waymond (Ke Huy Quan; la relación con su padre, Gong Gong (James Hong), un anciano iracundo, naufraga y no logra entenderse con su hija, Joy (Stephanie Hsu).
Sin embargo, en la oficina de Hacienda descubre que lo que ha vivido es solo una infinitésima parte de millones de vidas posibles, y que su experiencia vital es diferente en otros universos.
También le es asignada la misión de desarmar a Jobu Tupaki, una despiadada asesina presente en el resto de dimensiones, y salvar al multiverso de la destrucción, cosa que logrará saltando de universo en universo.
Sin embargo, a pesar de la enrevesada narrativa, los Daniels defienden que la suya es una de las películas más realistas del año.
“Todos los personajes están en sus propios mundos. Hablan sin entenderse. Era la oportunidad perfecta para mostrar que en realidad ya vivimos en el multiverso“, dijo Kwan en el podcast Script Apart.
Y es que, detrás de toda esa locura visual, la película habla de temas que nos son familiares: del amor maternofilial, la brecha intergeneracional, la identidad fracturada de los migrantes, la depresión, el peso del pasado y hasta del porqué de nuestra existencia.
“Fue divertido escribir desde esa perspectiva”, dijo al respecto Scheinert. “Intentar explorar otras cosas filosóficas, locas, raras y absurdas que reflejan nuestro punto de vista y dicen algo de las divisiones generacionales y cómo nos cuesta entendernos los unos a los otros”.
“En el fondo, ‘Todo en todas partes al mismo tiempo’ es el cuento clásico de un matrimonio que se deshace y de una familia que necesita sanar. Es una andanada contra la desesperación y el nihilismo. Prácticamente termina con un abrazo grupal, y ver eso, sentir eso, ha sido terapéutico para mucha gente, incluida para aquellos que votan en los premios”, escribió al respecto Glenn Whipp, columnista y crítico de cine de Los Angeles Times.
3. Ofrece algo a cada audiencia
Por ser una frenética superposición de géneros y combinar varias ficciones en una, la película tiene algo que ofrecer a cada tipo de audiencia.
Resulta atractiva para los amantes de la ciencia ficción, para los que gustan de las cintas de kung fu, para los que prefieren el cine de autor, la comedia absurda, el surrealismo, la sátira.
Los más cinéfilos encontrarán en ella guiños a The Matrix, el taquillazo cyberpunk dirigido por los Wachowski, con Michelle Yeoh asumiendo un papel similar al de Neo; a clásicos del cine de artes marciales de los 70 y los 80 como Clan of the White Lotus, en la maestra de kung fu de Evelyn, interpretada por Li Jing; a “2001: Odisea en el espacio” de Stanley Kubrick, en las rocas inteligentes que se comunican de forma telepática; o a In the Mood for Love, de Wong Kar Wai.
El filme trata de llegar, además, a una audiencia multigeneracional y multicultural.
“Tres generaciones distintas pueden sentirse identificadas con la historia y tiene un gran atractivo para las familias inmigrantes de diversos orígenes étnicos”, escribe Caryn James para BBC Future.
Mucho se ha reflexionado sobre esto último y sobre cómo el fragmentado mundo de la película es un reflejo de la vida real, en particular del de estas comunidades.
“Ser inmigrante es vivir en un multiverso fragmentado”, escribió al respecto la profesora de Princeton Anne Anlin Cheng en The Washington Post.
La propia protagonista ha hecho referencia a cómo la cinta ayuda, a su vez, a visibilizar la comunidad asiático-estadounidense.
“Soy muy consciente de que esto [su nominación al Oscar] va más allá del reconocimiento a mí como actriz. Es toda una comunidad de asiáticos diciendo: tienes que hacerlo por nosotros“, le dijo Michelle Yeoh a la BBC antes de los Oscar.
Yeoh, de 60 años, cuenta con una larga filmografía dentro del cine de acción de Hong Kong y dio el salto a EE.UU. en 1997 para rodar “El mañana nunca muere”, una de las cintas de James Bond, pero el gran público la conoce más quizá por su papel en “Tigre y dragón”.
Aunque ha sido “Todo en todas partes al mismo tiempo” la que ha catapultado su carrera.
Y también la de otro de los protagonistas de la cinta, Ke Huy Quan, quien se hizo famoso como actor infantil por “Indiana Jones y el templo maldito” y “Los Goonies”, pero llevaba años retirado del cine.
Con la candidatura al Oscar que le valió la cinta de los Daniels se ha resarcido de años de ostracismo.
“Todo en todas partes al mismo tiempo” dio sus primeros pasos con sigilo.
Se estrenó el 11 de marzo de 2022 en el festival South By Southwest (SXSW), en Austin, Texas, una improbable casilla de salida en la carrera hacia los Oscar.
Durante el fin de semana de su première en EE.UU. se exhibió solo en 10 salas de cine.
Aunque meses después ya estaba en 3.000 salas del país y en centenares alrededor del mundo, recaudando más de US$100 millones y dilapidando las barreras entre el cine de autor y la gran industria.
Los expertos concuerdan que mucha culpa de ello la tuvo el boca a boca.
Y que la respuesta al titular de este artículo es simple: la película gustó a mucha gente.
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