Sánchez acusa a Feijóo de hacer una oposición “tóxica e inflamable” que no entiende España
Este miércoles, durante la primera sesión de control al Gobierno en el Congreso de 2024, el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, ha estrenado el periodo parlamentario preguntando formalmente al presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, pero dirigiendo retóricamente la pregunta a Junts, el partido del expresidente catalán Carles Puigdemont. Fue un aviso de lo que vendría. El PP formuló luego hasta seis cuestiones al ministro de Justicia, Félix Bolaños, con la misma intención. La estrategia dialéctica de los populares pretendía reflejar que el Gobierno no gobierna, que todo lo ordena y decide Puigdemont —huido en Bruselas desde 2017, y a quien el Gobierno quiere amnistiar—, junto a los demás socios independentistas. Y que el caos y descontrol campa por España por culpa de esa dejación: desde el descontento del sector agrario hasta la sequía. El presidente y su ministro Bolaños también coordinaron su mensaje de réplica. Sostuvieron que el PP “no entiende esta España”. Y Sánchez retrató el estilo político de Feijóo en la oposición equiparándolo al metanol: “Es incoloro, tóxico e inflamable”.
Alberto Núñez Feijóo levantó el micrófono desde su escaño y miró con teatralidad hacia la bancada de Junts, no hacia donde se sienta Sánchez. Y soltó: “Le voy a hacer procedimentalmente la pregunta al presidente, pero todo el mundo sabe quién manda en España. Porque todo el mundo sabe que sin el señor Puigdemont usted no es nadie”. Y añadió retóricamente: “¿Es consciente de la debilidad de su Gobierno?”.
Sánchez no eludió la confrontación directa: llamó “disolvente” a Feijóo y le equiparó con el metanol, un compuesto químico ligero que se emplea como anticongelante, disolvente y combustible. Lo hizo después de que, el lunes pasado, el líder de los populares confundiera precisamente el metanol con el metano durante su visita a una explotación agraria en Lalín (Pontevedra). Y el dirigente socialista pintó el modelo de Feijóo en la oposición como un metanol “incoloro, como su proyecto; inflamable, por su afán por la hipérbole y el insulto; y tóxico, como su catastrofismo”.
El presidente recordó que el PP lleva cinco años responsabilizándole de que “España se rompe y se hunde”, cuando él considera que en realidad “la economía va como una moto, crece y crea empleo”. También defendió que los populares son quienes incumplen la Constitución al no querer renovar el Consejo General del Poder Judicial, con mandato caducado desde hace más de cinco años. En suma, ha afeado al PP su incapacidad para sintonizar con la realidad del país: “No entiende Cataluña y no entiende España. Es lo que les pasa”.
Feijóo, que a diario, en todos sus actos, mítines y declaraciones, habla sobre la ley de amnistía al procés, reprochó a Sánchez que en los cuatro meses que lleva de este mandato el Gobierno haya promovido “cero leyes”, se le hayan tumbado varios decretos y no tenga perspectiva de aprobar unos Presupuestos, porque solo le interesa, dijo, la amnistía a los líderes independentistas. Y ha concluido que así, con un Gobierno que ve “en descomposición”, no podrá aguantar el resto de la legislatura. El líder del PP ha mezclado los ataques habituales contra Sánchez y el Ejecutivo por cómo está negociando esa amnistía con unas presuntas presiones a la Fiscalía del Tribunal Supremo, los problemas del campo, las protestas de los agricultores, la protección al lobo, algún consejo sobre no comer ternera y, en general, “el dogmatismo ambiental”. Una expresión que luego repitió Santiago Abascal, líder de Vox, en otra pregunta a Sánchez.
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El guion previsto por Feijóo era tan heterogéneo que se le fue el tiempo de su intervención, algo que luego les pasó a más diputados del PP, que siguieron su senda en la presión parlamentaria a la que han querido someter al ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, al que han destinado seis preguntas con el mismo objetivo.
El ministro tampoco se desvió mucho del argumentario de su partido en sus réplicas al batallón del PP. Bolaños pidió a la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, que asumiera que ese Congreso —con partidos muy distintos y formaciones nacionalistas e independentistas que hablan en distintas lenguas cooficiales— “es España”. El ministro aseguró que el actual Ejecutivo ha comprendido lo que los españoles votaron en las elecciones del 23-J: una demanda tan “revolucionaria”, dijo, como la exigencia de que todos los partidos “hablen, acuerden, dialoguen y entiendan lo que es España”. Admitió que el PSOE habla con todas las formaciones y añadió que no cree, como denuncia el PP, que eso sea “arrodillarse ni humillarse”.
La calle y el Parlamento
Gamarra respondió a Bolaños con una frase: “La España real no es esta, está en las calles y usted no la conoce ni la visita”. E insistió en la denuncia de que la mayoría de los españoles opina que este Gobierno solo mira para sus propios intereses. Bolaños replicó preguntando retóricamente si con esa expresión de que el Parlamento no es la España real la número dos del PP no estaría “deslegitimando los resultados que votaron los españoles el 23 de julio”.
Miguel Tellado, portavoz parlamentario del PP; Elías Bendodo, vicesecretario de Coordinación Autonómica; el veterano parlamentario Rafael Hernando; el diputado tránsfuga Sergio Sayas, procedente de UPN; e incluso el gallego Jaime de Olano, que en teoría iba a preguntar al ministro de Transportes, buscaron el cuerpo a cuerpo con Bolaños con las mismas o muy parecidas críticas por su papel decisivo en la negociación de la amnistía con los partidos independentistas. Incluso le acusaron de querer blanquearlos. El ministro no transmitió sensación de sentirse acorralado. En sus ácidas respuestas, incidió en que el PP no es quién para presumir de nada porque se salta la Constitución al no renovar el Consejo General del Poder Judicial, por intentar destruir pruebas en sus recientes escándalos; por fomentar o permitir espionajes a rivales en su anterior etapa en el Gobierno; y, sobre todo, por no comprender España ni Cataluña y confundir ahora sus mensajes con los de Vox.
Boaños cuestionó a Tellado que para el PP todo sea terrorismo y le instó a explicar por qué los populares consideran ahora a Junts “un partido terrorista” cuando en verano alguno de sus dirigentes mantuvo reuniones con responsables de esa formación para sondear un posible apoyo a la investidura de Feijóo. “¿Es que son terroristas todos aquellos que no les apoyan a ustedes si no logran la investidura del señor Feijóo?”, le preguntó entre aplausos de la bancada socialista.
La jornada la completó, con el mismo esquema, el duelo entre la ahora portavoz adjunta del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, y el propio Bolaños, al que ella increpó con dureza. El ministro se defendió con la tesis de que el Gobierno actual está intentando reparar el estado crítico en el que el Ejecutivo del PP dejó la crisis catalana y hasta presumió de que su objetivo es trabajar “con los catalanes” y no “ir contra los catalanes”.
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