San Isidro no trajo la lluvia
San Isidro Labrador llegó, pero vino solo. Los campesinos queretanos se quedaron esperando las lluvias, en un clima de sequía excepcional en el 100% del territorio.
Este 15 de mayo, como cada año, se celebró la festividad de San Isidro Labrador, patrono de los agricultores, marcando simbólicamente el inicio de la temporada de lluvias y huracanes.
Aunque tradicionalmente no se esperan lluvias en exactamente esta fecha en la región, la ocasión es aprovechada por los agricultores para pedir por la llegada de los ansiados aguaceros que alimentarán sus cultivos y mitigarán los efectos de la aridez.
El estado de Querétaro enfrenta actualmente condiciones de sequía que han afectado de manera significativa la producción agrícola y ganadera, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria y económica de las comunidades rurales.
Ante este panorama, los campesinos y agricultores de la región aguardan con esperanza la llegada de las lluvias que permitirán revitalizar sus tierras y asegurar sus cosechas. Mientras tanto, la incertidumbre y la preocupación persisten, evidenciando la necesidad urgente de medidas para hacer frente a los desafíos del cambio climático y la escasez de agua en la zona.
A pesar de la ausencia de las lluvias esperadas, la devoción a San Isidro Labrador se mantuvo firme entre los habitantes de Querétaro, quienes continúan en la espera de un cambio en las condiciones climáticas que traiga consigo el alivio tan necesario para el campo y sus comunidades.
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En este día, se suelen realizar fiestas patronales en Pedro Escobedo, Ezequiel Montes o San Juan del Río, así como misas en los distintos templos del estado como en Atongo, El Marqués; La Vega y San Isidro en Peñamiller; Buenavista, La Ceja, Lagunillas, El Salitrillo, San Pedrito y San Pedro en Huimilpan, y Puerto del Derramadero en Pinal de Amoles.
San Isidro Labrador es un santo venerado en la Iglesia Católica, especialmente entre los agricultores, campesinos y trabajadores del campo. Se celebra el 15 de mayo de cada año. San Isidro nació en Madrid, España, en el siglo XII, y dedicó su vida al trabajo en el campo. Se le atribuyen numerosos milagros, entre ellos la multiplicación de alimentos para los necesitados.