Quién es Viktor Bout, el “mercader de la muerte” que fue intercambiado por la basquetbolista Brittney Griner – BBC News Mundo
- Redacción
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A Viktor Bout se lo conocía como uno de los traficantes de armas más prominentes del mundo. También por su sobrenombre: “el mercader de la muerte”.
El ciudadano ruso acaba de ser liberado en EE.UU. como parte de un intercambio de prisioneros con el gobierno de Moscú, que puso en libertad a la basquetbolista profesional estadounidense Brittney Griner.
La jugadora había estado detenida desde febrero de este año luego de que autoridades en el aeropuerto de Moscú encontraron aceite de cannabis en su equipaje, una sustancia ilegal en Rusia.
Durante meses habían circulado rumores en los medios estadounidenses de que altos funcionarios del Departamento de Estado habían tratado de asegurar la liberación de Griner a cambio de Bout.
Como exoficial de la fuerza aérea soviética con un apodo temible, su notoria personalidad ha inspirado libros y una película de Hollywood.
Los negocios aéreos
Bout es un ciudadano ruso nacido en el Tayikistán gobernado por los soviéticos.
Comenzó su carrera en el transporte aéreo a principios de la década de 1990, después de la caída de la URSS.
Según un libro de 2007, “Mercader de la Muerte”, escrito por los expertos en seguridad Douglas Farah y Stephen Braun, Bout construyó su negocio utilizando aviones militares abandonados en los aeródromos del imperio soviético que se derrumbaba a principios de la década de 1990.
Los robustos aviones Antonov e Ilyushin estaban a la venta junto con sus tripulaciones y eran perfectos para entregar mercancías en pistas de aterrizaje llenas de baches en tiempos de guerra en todo el mundo.
Se sospechaba que Bout estaba traficando armas a través de una serie de compañías espejo a países de África devastados por las guerras.
Investigaciones periodísticas en Medio Oriente lo señalaban como traficante para al Qaeda y los talibanes. Él negó haber colaborado con esos grupos, pero reconoció que envió armas a Afganistán para la lucha contra los talibanes.
También afirmó haber ayudado al gobierno francés a transportar bienes a Ruanda después del genocidio y haber transportado a las fuerzas de paz de la ONU.
En 2003, el ministro de Relaciones Exteriores británico Peter Hain acuñó el apodo del “mercader de la muerte”.
Después de leer un informe sobre él, Hain dijo: “Bout es el principal mercader de la muerte, el principal conducto para los aviones y las rutas de suministro que llevan armas… desde Europa del Este, principalmente Bulgaria, Moldavia y Ucrania, hasta Liberia y Angola”.
“La ONU ha expuesto a Bout como el centro de una telaraña de turbios traficantes de armas, corredores de diamantes y otros agentes que sostienen las guerras”.
Los negocios de Bout terminaron en 2008, año en que fue detenido en Tailandia tras caer en un engaño de la inteligencia de EE.UU.
Agentes de la agencia antidrogas DEA se hicieron pasar por potenciales proveedores para las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). El grupo guerrillero -ahora disuelto- estaba clasificado como organización terrorista por Estados Unidos.
Bout era perseguido por ser un facilitador de armas de la guerrilla. El ruso siempre afirmó que era simplemente un empresario con un negocio legítimo de transporte internacional.
Pero un jurado en Nueva York no creyó su historia.
Fue condenado a 25 años de prisión en abril de 2012 tras ser declarado culpable de conspiración para matar a ciudadanos y funcionarios estadounidenses, lanzar misiles antiaéreos y ayudar a una organización terrorista.
En su juicio de tres semanas se escuchó que a Bout le habían dicho que las armas se usarían para matar a pilotos estadounidenses que trabajaban con autoridades colombianas. Los fiscales dijeron que él decía: “Tenemos el mismo enemigo”.
Estados Unidos tomó medidas contra Bout a lo largo de la década de 2000, congelando sus activos en 2006, pero no había ninguna ley en virtud de la cual pudiera ser procesado en Estados Unidos.
En cambio, los agentes estadounidenses esperaron su momento hasta 2008, cuando se hicieron pasar por suministradores de armas de las FARC.
Bout dijo que el caso estadounidense en su contra tenía motivaciones políticas.
Según el testimonio de Alla Bout, su esposa, el ruso viajó a Sudamérica no con la intención de traficar armas sino de “tomar clases de tango”.
Las autoridades rusas lo apoyaron a lo largo de sus procedimientos legales, y el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, prometió luchar para asegurar su regreso a Rusia y calificó la decisión del tribunal tailandés que lo extraditó a EE.UU. de “injusta y motivada políticamente”.
La película de 2005 titulada “El señor de la guerra”, basada libremente en la vida del traficante de armas, tiene al antihéroe escapando de la justicia al final.
Con el intercambio por la basquetbolista Grainer, finalmente Bout llegó a ese final, aunque no como Hollywood lo imaginó.
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