Qué reveló el Grande, el expolicía y primer testigo en el juicio en EE.UU. contra el exsecretario de Seguridad de México Genaro García Luna – BBC News Mundo
- Redacción
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Las declaraciones del juicio más esperado en México tras el que acabó hace tres años con la condena a cadena perpetua de Joaquín “el Chapo” Guzmán arrancaron esta semana en Nueva York.
Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad de México durante la presidencia de Felipe Calderón (2006-2012), enfrenta un proceso en Estados Unidos por cargos de narcotráfico y por conspirar con el mismo cartel de Sinaloa al que, oficialmente, trató de hacer desaparecer durante sus años en el gobierno.
Este lunes y martes, estas acusaciones salieron a florecer en la sala del tribunal de manera directa en boca del primer testigo en declarar por parte de la Fiscalía: Sergio Villarreal Barragán, alias el Grande.
Este narcotraficante, que se unió al crimen organizado tras años trabajando de policía y que fue condenado a prisión en EE.UU., aseguró que vio en varias ocasiones a García Luna para pagarle sobornos de parte del cartel de Sinaloa que podrían haber ascendido, en algunos casos, a hasta US$1,5 millones mensuales.
El exfuncionario rechaza todos los cargos que se le imputan.
Su abogado aseguró en el inicio del juicio que no existen “ni documentos, ni fotos, ni videos” ni ninguna otra evidencia real, sino que todo el caso se basa en “rumores” y testimonios de criminales confesos que podrían estar buscando vengarse de quien lideró la “guerra contra el narco” en México.
El fiscal, por su parte, reiteró en su alegato inicial que el exfuncionario era un miembro activo del cartel y no un mero colaborador que aprovechó su poder para permitir el traslado de droga a EE.UU.
“La persona que debería encabezar la lucha contra el cartel de Sinaloa era, en realidad, uno de sus principales activos”, dijo.
Sobornos millonarios
A lo largo de las dos jornadas en las que ofreció su testimonio, el Grande aseguró ante el jurado que “con la ayuda del gobierno [mexicano], el cartel creció en términos de territorio”.
Pero fue también muy específico sobre cómo, supuestamente, García Luna apoyó al grupo que entonces dirigía el Chapo. “Era de gran ayuda porque pudimos crecer y minimizar a nuestros rivales”.
El testigo declaró que el encargado de los pagos a García Luna (a quien otros líderes del cartel se referían como el Compa o el Tartamudo) era Arturo Beltrán, socio del cartel de Sinaloa y posteriormente líder del cartel de los Beltrán Leyva.
El Grande dijo haber estado presente en una veintena de esas transacciones económicas que, según sus palabras, “crecieron conforme creció el cartel y sin ese apoyo hubiese sido prácticamente imposible“.
El narcotraficante declaró que cuando comenzó a trabajar para el clan de los Leyva en 2001 -García Luna era entonces director de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI)- el funcionario ya estaba en la nómina del cartel y se le siguió pagando hasta la muerte de Arturo Beltrán Leyva ocho años después.
Según sus palabras, los pagos a García Luna entre los años 2001 y 2004 llegaron a ascender a entre US$1 y 1,5 millones mensuales por su apoyo.
A cambio, supuestamente la AFI se aseguraba de garantizar ruta libre para que el cartel transportara sus cargamentos.
Los delincuentes recibieron camionetas, uniformes y credenciales que los identificaban como agentes de la AFI y que les permitían camuflarse y portar armas, siempre de acuerdo al testimonio del Grande.
El “secuestro” de García Luna
El Grande ofreció detalles sobre la ruptura en el interior del cartel de Sinaloa y la guerra surgida después entre la facción del Chapo e Ismael “el Mayo” Zambada y la de los hermanos Beltrán Leyva, junto a quienes él trabajaba.
El estallido de este conflicto interno fue la detención en 2008 de Alfredo Beltrán Leyva, hermano de Arturo, fruto de una traición en el cartel, afirmó el Grande.
Pese a esta ruptura, García Luna “seguía trabajando para todos”, según el relato del testigo.
“El problema es de ustedes, yo soy neutral”, dijo supuestamente el exfuncionario.
La detención de uno de sus líderes provocó el enojo de los Beltrán Leyva, al comprobar que el supuesto pago de sobornos no les estaba garantizando protección y que estaban siendo más atacados por las autoridades que sus rivales.
Fue entonces cuando, según el Grande, Arturo Beltrán mandó secuestrar a García Luna en una carretera del estado de Morelos y lo llevaron ante él.
“Esto lo hago para que veas que para mí no hay imposibles”, le habría dicho el capo al exfuncionario, antes de dejarlo en libertad.
Para vengar la detención de su hermano Alfredo (quien después fue condenado a cadena perpetua en EE.UU), Arturo Beltrán facilitó la detención en 2008 de Jesús “el Rey” Zambada, hermano de su rival el Mayo.
Según el testimonio escuchado en la Corte de Brooklyn, el arresto tuvo lugar no solo gracias a la información proporcionada por los Beltrán, sino que miembros del clan -incluido el Grande- participaron en la detención disfrazados de agentes y acorralaron al Rey hasta que llegó la policía.
Los narcos tomaron fotos de ese momento del arresto. “En México todo puede pasar, la corrupción es muy grande, y se cambian detenidos en los operativos”, declaró el Grande.
Información privilegiada
En su declaración, apuntó también que García Luna les proporcionaba información sobre operativos de seguridad, datos que les pudieran ser útiles para atacar a grupos enemigos e investigaciones en contra de miembros del cartel.
Citó, por ejemplo, el momento en que las autoridades les informaron de que la boda en Acapulco del narcotraficante Édgar Valdez Villarreal, la Barbie, iba a estar repleta de agentes que planeaban detener a varios capos.
“La fiesta se hizo, pero con ese aviso no fue nadie a la boda. Ni siquiera la Barbie“, declaró el Grande, lo que provocó algunas risas en la Corte.
También declaró que García Luna ayudó al cartel con un contacto en Israel para conseguir aparatos de intervención de comunicaciones para espionaje.
Asimismo, según su testimonio, el acusado facilitaba el nombramiento y el cese de agentes en cualquier parte de México a petición de los narcotraficantes.
“Nos ayudaba a deshacernos de comandantes y jefes de la policía en cada plaza”, afirmó.
Tras las preguntas de la Fiscalía, el abogado de García Luna interrogó al Grande sobre su pasado criminal y su participación en secuestros y asesinatos para tratar de cuestionar su credibilidad.
El letrado trató de desmontar algunas de sus declaraciones y le preguntó sobre supuestas grabaciones que probarían las reuniones entre García Luna y Arturo Beltrán Leyva.
El Grande dijo que tenía conocimiento de esas cintas, pero que nunca las tuvo en su poder.
¿Quién es el Grande?
Villarreal Barragán fue detenido en 2010 y extraditado dos años después a EE.UU. -cuando García Luna aún era secretario de Seguridad-, donde se declaró culpable de narcotráfico y fue condenado.
El Grande, quien recibe este apodo debido a sus dos metros de altura, hizo durante su declaración del lunes un repaso a su trayectoria en el crimen organizado.
Trabajó como policía, pero acabó coludido con el cartel de Juárez y trabajó a las órdenes de Amado Carrillo Fuentes, el Señor de los Cielos.
Distintos conflictos le hicieron acercarse en 2001 a Arturo Beltrán Leyva, quien “en ese momento era socio del Chapo e Ismael ‘el Mayo’ Zambada” del cartel de Sinaloa.
Después de que se enemistaran con el Chapo, el Grande siguió trabajando para los hermanos Beltrán Leyva como uno de los hombres fuertes de su cartel.
Durante esos años, su papel fue el de armar las rutas de tráfico de drogas hacia el norte de México, diseñar los operativos para atacar a los enemigos y acercarse a funcionarios para entregar sobornos, según declaró en el juicio.
La declaración del Grande fue la primera de los testigos que pasarán por el estrado de la Corte de Brooklyn entre quienes se encuentran narcotraficantes, antiguos socios del cartel y expolíticos.
En el juicio, que se espera se alargue hasta ocho semanas, se acusa a García Luna de tres cargos por conspiración de narcotráfico, uno por pertenencia a organización criminal y otro por realizar declaraciones falsas a las autoridades de EE.UU.
García Luna, quien es el exfuncionario mexicano de más alto rango en ser juzgado en EE.UU., podría recibir una pena de entre 10 años y cadena perpetua.
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