Los barones evitan criticar el giro del PP sobre Junts, pero ven inútil hablar con los independentistas
El cambio de discurso de la dirección popular sobre Junts —a quien ha pasado de acusar de golpismo a tratar como interlocutor válido para negociar la investidura— trae sin cuidado a los barones del PP, o al menos así lo expresan en privado. Media decena de dirigentes territoriales consultados por EL PAÍS coinciden en que las negociaciones con la formación de Carles Puigdemont para la investidura de Alberto Núñez Feijóo serán estériles —“no se va a llegar a ningún acuerdo”, sentencia un barón—, pero evitan criticar a la dirección nacional por ese aparente giro en su relación con la fuerza independentista.
“Junts es un partido cuya tradición y legalidad no están en duda”, afirmó el vicesecretario del PP, Esteban González Pons, el miércoles, después de que el PP haya acusado durante años al partido de Puigdemont de “querer romper España” y haya cargado hasta hace días contra el presidente en funciones, Pedro Sánchez, por intentar apoyarse en un “prófugo” (en alusión a Puigdemont) para seguir gobernando.
Quien sí se encuentra incómodo con esta nueva estrategia es Alejandro Fernández, presidente del PP catalán, que rechaza de plano iniciar cualquier negociación con Junts, según fuentes de su entorno. Fernández tuiteó el mismo miércoles: “Se avecinan movimientos (y fotos) que van a destruir la reputación de quien los impulse. Porque no hay nada más valioso que ser coherente con tu pasado, tus principios y tus opiniones”. El 11 de agosto, durante la investidura de Jorge Azcón como presidente de Aragón, en Zaragoza, Alejandro Fernández sentenció: “Yo siempre he defendido lo mismo. Quien se sitúa fuera de la Constitución es Junts y es [Carles] Puigdemont, y es un prófugo de la justicia y, en consecuencia, está fuera de cualquier tipo de negociación. Esa es mi postura y así la he mantenido con firmeza desde el minuto uno”.
La presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, continua de vacaciones y no se ha pronunciado en público sobre las conversaciones con Junts, contra quien se ha mostrado muy dura en el pasado. “Por eso seguimos de vacaciones”, ironizan en su equipo sobre el cambio de discurso de la dirección.
El vicesecretario de Cultura, Borja Sémper, refrendó este jueves a Pons al afirmar en una entrevista en RNE que la aproximación de su partido a Junts se debe a que los populares tienen la “responsabilidad institucional” de entrevistarse con todos los partidos del arco parlamentario antes del debate de investidura de Feijóo, previsto para los días 26 y 27 de septiembre, con la única línea roja de EH Bildu por sus lazos “con el terrorismo”.
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Reconoce, sin embargo, Sémper que es “materialmente imposible llegar a acuerdos” con Junts, porque su principal y casi único objetivo es lograr la independencia de Cataluña. Un argumento que comparten en privado los barones consultados. Eso sí, estos se muestran mucho más beligerantes al referirse al partido de Puigdemont. “Es un partido regido por un prófugo, una persona que tiene cuentas pendientes con la justicia”, dice un barón. “No avalo que se sienten a hablar ni que no se sienten, ese no es el debate, sino que nadie debería caer en las redes del chantaje que quieren. Feijóo no lo va a hacer”, añade.
Como Sémper, los dirigentes sondeados achacan a la “cortesía parlamentaria” el contorsionismo hecho por la dirección nacional al otorgar a Junts la condición de interlocutor legitimado. “Una cosa es hablar y otra es pactar cosas que no se puedan pactar”, sostienen otras fuentes territoriales. En cualquier caso, la formación de Puigdemont aún no ha garantizado que vaya a responder a la llamada de Feijóo la próxima semana para tratar su investidura. “Feijóo ha decidido mantener esas conversaciones con una ronda de contactos sabiendo que las posibilidades son nulas”, subrayan desde otra comunidad autónoma. “Es un partido legal, si no fuera legal los tribunales actuarían”, agregan.
No obstante, el cambio drástico respecto a Junts se consumó este miércoles, después de que el Rey designara a Feijóo como candidato a la presidencia, pues el bloque encabezado por el líder del PP sumaría 172 síes —con sus 137 escaños más los 33 de Vox, el de UPN y el de Coalición Canaria—, y el bloque en contra, 178. En esas condiciones, Feijóo no podría ser investido ni en primera vuelta ni en segunda. Y es ahí donde Junts juega un papel trascendental, pues, si el PP consigue cuatro abstenciones de la formación de Puigdemont, Feijóo gobernaría en La Moncloa.
Los barones territoriales intentan justificar a la dirección nacional bajo el pretexto de que nunca se negó que fuera a darse un diálogo con Junts. Cierto es que los miembros de la dirección nacional se han cuidado mucho, en las entrevistas ofrecidas durante el mes de agosto, en no descartar de manera tajante futuras conversaciones con Junts, habida cuenta de que tienen la llave para decantar la balanza. Y de ahí que los dirigentes populares utilizaran expresiones ambiguas como que su “planteamiento no está precisamente” en las líneas de los independentistas catalanes o que cualquier negociación “se sustentaría en acuerdos constitucionales”.
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