La dirección del PSOE y Ábalos desconciertan al partido por la gestión de la crisis
Miles de militantes socialistas de toda España escucharon el martes con aprensión el alegato con el que José Luis Ábalos anunciaba su decisión de mantener el escaño y pasarse al Grupo Mixto, minutos antes de que los órganos rectores del PSOE le abrieran un expediente disciplinario que incluye la suspensión cautelar de militancia. No hay dudas de que este se saldará con la expulsión definitiva, tras los trámites ordinarios, por haber incurrido en falta grave. El partido le pidió que dejara el acta y él se ha negado. La gestión de esta profunda crisis ha hecho que el desconcierto recorriera el martes la más que centenaria organización socialista, según testimonios de cuadros provinciales y regionales. Cómo se ha llegado a poner en la picota al puntal determinante del proyecto orgánico y político de Pedro Sánchez; cómo el exministro de Fomento se niega a entregar su acta de diputado al partido después de haber sido el representante más genuino de la ortodoxia y patriotismo de partido. No hay ni habrá defensores públicos que aplaudan su paso al Grupo Mixto, pero se comparten sus admoniciones de que el PP lo ha amortizado y ahora van a por Pedro Sánchez, la presidenta del Congreso y varios ministros.
El discurso de José Luis Ábalos, leído con un enorme ejercicio de contención emocional hasta el final, cuando expresó cariño y respeto por sus ya excompañeros del Grupo Socialista, fue recibido con pesar, según testimonios recogidos entre numerosos interlocutores. Se resaltó lo evidente: Ábalos quiso traer al imaginario colectivo socialista la caída y remontada de Pedro Sánchez. Él estuvo desde el primer momento en el nuevo proyecto; antes incluso de que el secretario general hubiera decidido dar el paso adelante y conquistar el liderazgo de la organización con el voto de los militantes. El paralelismo que acaso Ábalos quiso establecer este martes con Pedro Sánchez es rebatido por distintas fuentes que vivieron los acontecimientos de cerca. Pedro Sánchez fue víctima de los barones, que vieron la ocasión de defenestrarlo en el comité federal del 1 de octubre de 2016 por su rechazo a abstenerse en el Congreso y facilitar la investidura de Mariano Rajoy. Después, los militantes lo auparon con sus votos en las primarias de mayo de 2017. Ábalos puede considerarse una víctima, pero a su sombra un colaborador delinquió aprovechándose del nombre y el poder del ministro, apuntan fuentes territoriales. Hay cautelas respecto a cómo terminará la investigación judicial, pero en el PSOE hay una fuerte inclinación a creer que el exministro no forma parte de la trama corrupta.
A este respecto, el ministro de Transportes, Óscar Puente, ha puesto nombres propios al argumento de la dirección federal. Josep Borrell abandonó la candidatura a la presidencia del Gobierno del PSOE, obtenida en primarias, al descubrirse que dos de sus colaboradores en la etapa de miembro del Ejecutivo habían defraudado a Hacienda. “Un buen socialista no puede irse al Grupo Mixto, y José Luis Ábalos lo es; un gran ministro y un gran secretario de Organización”, señaló Puente después de que el exministro anunciara que pasaba a ese grupo. La responsabilidad política es inexorable en este caso, según Puente, que puso el ejemplo de Borrell, ajeno por completo a cualquier comportamiento irregular.
En las últimas horas empezó a cundir la certeza de que Ábalos no iba a dejar el escaño. Los intentos de su sucesor, Santos Cerdán, resultaron vanos. Ábalos sostiene la convicción de que ese gesto solo le traería un estigma personal de por vida. Cuando todo pasara y siguiera sin ser imputado, ni señalado, ni relacionado judicialmente con la trama, según predijo el martes, nada ni nadie lo resarciría de tamaña injusticia. No había posibilidad de una salida amistosa. La dirección quería que se fuera voluntariamente y él, lejos de esa opción, esperaba que su partido saliera a defenderlo y no a reclamarle el escaño. “No ha habido compañerismo y estoy solo contra todo el poder político, de un lado y de otro”, lamentó.
Su soledad no resulta gratificante para diputados y senadores socialistas que, por otro lado, tampoco podían el martes darle la razón. La incomodidad de verlo a partir de ahora en el Grupo Mixto se reflejaba en las conversaciones de pasillo. “Ha tenido mucho poder como ministro del ministerio inversor por excelencia y como secretario de Organización en el partido; pero no siempre el poder es sinónimo de aceptación de todo lo que hacía”. Fuentes territoriales recalcan que Ábalos aupó con dedicación absoluta el proyecto de Pedro Sánchez, pero eso ocurrió en 2017; antes era un dirigente provincial, en referencia a la de Valencia, y el partido existía y seguirá existiendo, señalan dirigentes sin vínculo especial con el exministro. En estos años el secretario de Organización ha forjado, sin embargo, lazos muy estrechos, y no le han faltado muestras de solidaridad. “La dirección del partido ha hecho bien en poner un listón ético muy claro porque es su responsabilidad”, declaró el martes en Onda Cero el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, muy alejado de Pedro Sánchez, pero sin dudas respecto a lo que debía hacer el exministro con su escaño.
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete para seguir leyendo
Lee sin límites
_