El apoyo de los socialistas navarros a EH Bildu: una operación arriesgada


El 27 de noviembre, el secretario general del PSE (Partido Socialista de Euskadi), Eneko Andueza, aseguraba en un encuentro en Madrid, ante la reducción de la distancia entre el PNV y EH Bildu, que los votos socialistas no contribuirían a que la izquierda abertzale gobernara en Euskadi, tras las próximas elecciones vascas, mientras no hiciera un reconocimiento autocrítico de su pasado apoyo a ETA. Sin embargo, han pasado solo dos semanas y el PSN (Partido Socialista de Navarra) va a apoyar, junto con los nacionalistas y Podemos, una moción de censura contra la alcaldesa de Pamplona, Cristina Ibarrola, de UPN (Unión del Pueblo Navarro), partido aliado del PP, para hacer alcalde a Joseba Asirón, de EH Bildu, el segundo partido más votado en las elecciones locales del 28 de mayo.

Es obvio que la situación de Euskadi es distinta a la de Navarra. En Euskadi, PSE y PNV tienen un pacto de gobierno autonómico, extendido a numerosas alcaldías vascas, desde hace dos legislaturas, y todo apunta a que tras las elecciones de la próxima primavera se reeditará, incluso en el caso de que EH Bildu sobrepasara al PNV en los comicios, lo que no detectan las últimas encuestas. Este martes, Andueza confirmaba la posición mantenida el 27 de noviembre en Madrid.

En Navarra la situación es muy diferente. El PSN no tiene la opción de elegir entre EH Bildu o el PNV, un partido centrista que apoya al Gobierno PSOE-Sumar por su rechazo a la extrema derecha y, debido a ello, a la alianza radical que ha tejido el PP de Alberto Núñez Feijóo con Vox. La opción del PSN es elegir entre EH Bildu o UPN. Tras las elecciones municipales de mayo, el socialismo navarro facilitó que UPN, la lista más votada, gobernara la Alcaldía de Pamplona.

Desde la investidura de Pedro Sánchez como presidente, UPN ha sido un acompañante estable y permanente de la alianza PP-Vox. Y la formación foralista ha mantenido un discurso tan radical como los dos grandes partidos de la derecha española contra la izquierda gubernamental. También a nivel local. UPN ha llegado a participar en las manifestaciones contra la sede socialista en Pamplona, en la plaza del Castillo, con motivo de la ley de amnistía. Paralelamente, la situación interna en el Ayuntamiento de Pamplona era de bloqueo. La alcaldesa ―a diferencia de su antecesor, Enrique Maya, también de UPN― no ha logrado concitar ningún consenso en su medio año de mandato e incluso ha renunciado a presentar los Presupuestos.

No obstante, también parece evidente que ha habido un trueque, aunque la conducta de UPN lo haya facilitado. EH-Bildu propició, tras las elecciones de mayo, que la socialista María Chivite fuera presidenta de la comunidad foral navarra y el PSN apoya ahora que EH Bildu tenga la Alcaldía de la capital de Navarra. Este es un hecho sin precedentes y una operación arriesgada para los socialistas en la medida que desborda la línea roja que el PSOE había establecido históricamente: la exigencia previa a la izquierda abertzale de una autocrítica por su pasada complicidad con ETA. Que EH Bildu ha dado pasos importantes en una dirección democrática es un hecho, pero le queda aún esa asignatura pendiente. Parece obvio que lo sucedido en Navarra es un resultado indeseado de la polarización política que sufre España.

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