Discapacidad: la denuncia de un periodista de la BBC que tuvo que arrastrarse por el suelo hasta el baño de un avión – BBC News Mundo
- Autor, Frank Gardner
- Título del autor, Corresponsal de Seguridad, BBC News
El pasado 30 de septiembre, en un vuelo de Varsovia a Londres, tuve que arrastrarme por el suelo del avión para llegar al baño.
Sufro parálisis desde que unos pistoleros de al Qaeda me balearon hace 20 años en Arabia Saudita.
Mi experiencia a bordo del vuelo fue muy incómoda a nivel físico y, por supuesto, bastante degradante.
Sé que la incomodidad que sentimos los pasajeros discapacitados es insignificante en comparación con los horrores que viven las personas en zonas de conflicto en todo el mundo; historias que cubro, y que hacen de mi propia experiencia algo menor en comparación.
En esta ocasión, fue humillante tener que arrastrarme por el suelo de un avión vestido con mi traje frente a los ojos de otros pasajeros.
La compañía aérea polaca LOT, que vuela desde y hacia Heathrow, alegó que las sillas móviles de pasillo no forman parte de su política.
Esto es inaceptable para los pasajeros discapacitados, teniendo en cuenta que estos aparatos son más pequeños que un cochecito de bebé y se pueden plegar fácilmente para guardarlos en un armario o en un compartimento superior.
British Airways, Easyjet y todas las demás aerolíneas con las que he volado recientemente las llevan a bordo como parte de su protocolo.
En mi opinión, no debería ser difícil solucionar esto. Esta “política” es, sin duda, errónea: debe cambiarse sin demora.
Estamos en 2024, no en 1970, y me parece extraordinario que se permita a una aerolínea volar dentro y fuera de aeropuertos británicos con una política que, en la práctica, indica que “si no puedes caminar, no puedes ir al baño en nuestros aviones”.
En una carta a la BBC, la aerolínea polaca LOT aseguró “lamentar profundamente la angustiosa experiencia” y se disculpó “sinceramente por los inconvenientes y la incomodidad causados por la falta de una silla de ruedas a bordo”.
Argumentó que, debido al “espacio limitado”, sus vuelos de corta distancia no tienen sillas de ruedas a bordo, pero que la aerolínea entiende “la importancia de la accesibilidad” y está “probando activamente soluciones” para equipar sus aviones de corta distancia con estos aparatos “en un futuro próximo”.
Lo siento, pero no lo acepto, ya que volé con esta aerolínea en mayo de Tallín a Londres y me pasó lo mismo. De hecho, el personal de tierra fue bastante inflexible y descartó la idea de equipar el avión con una silla.
En todo caso, el personal de cabina polaco del vuelo del 30 de septiembre me dio un trato excelente.
Se mostraron avergonzados, se disculparon y me ayudaron mucho. Me animaron a quejarme, ya que sabían lo equivocada que estaba su aerolínea.
Experimenté algo similar hace 12 años en Kenya Airways. Después de plantearlo públicamente, la compañía hizo un trabajo maravilloso para rectificar el problema y recibí algunas cartas encantadoras de agencias de viajes que aseguraban estar agradecidas de que sus clientes discapacitados ahora se sintieran cómodos volando con esa línea aérea.
Me sorprende tener que plantear esto de nuevo. Reino Unido se preocupa mucho por los derechos de las personas con discapacidad.
La presentadora británica de televisión y activista Sophie Morgan, que es parapléjica, está haciendo un trabajo fantástico para crear conciencia en esta área, e incluso se reunió con el presidente de EE.UU., Joe Biden, para abordar el tema.
Pero es vergonzoso que los pasajeros discapacitados que vuelan desde aeropuertos británicos todavía puedan sufrir este tipo de discriminación.
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