“Afganistán no es un país sino una jaula para las mujeres” – BBC News Mundo
- Aalia Farzan y Frances Mao
- BBC News
Es una orden que las niñas y mujeres de todas partes de Afganistán temían, desde el regreso del Talibán al poder.
El miércoles, jóvenes mujeres que vestían el hiyab o velo islámico se presentaron a las puertas de sus universidades solo para que guardias talibanes les negaran el acceso.
Las imágenes muestran grupos de estudiantes llorando a medida que las retiran del lugar.
Después de excluir a las niñas de la mayoría de las escuelas secundarias en los pasados 16 meses, esta semana el Talibán también prohibió la educación universitaria de mujeres.
“Han destruido el único puente que me hubiera podido conectar con mi futuro”, declaró una estudiante de la Universidad de Kabul a la BBC.
“¿Cómo puedo reaccionar? Pensé que podía estudiar y cambiar mi futuro o traer la luz a mi vida, pero lo han destruido”.
Las autoridades emitieron la orden el martes -y para el día siguiente, otros lugares de enseñanza, incluyendo los colegios religiosos islámicos y universidades de colegiatura privada en varias provincias, también estaban cumpliendo con la resolución.
Fuentes en tres provincias -Takhar en el norte, Ghazni en el sureste y la capital Kabul- confirmaron a la BBC que el Talibán había impedido a las niñas asistir a los centros de educación privada allí.
Al parecer se están cerrando todas la avenidas de la educación formal de mujeres.
Eso motivó a algunas mujeres a atreverse a protestar el miércoles en las calles de Kabul -una acción peligrosa dados los antecedentes de detenciones de manifestantes por el Talibán.
Las pequeñas manifestaciones fueron rápidamente reprimidas por funcionarios talibanes, que detuvieron a varias mujeres y algunos periodistas.
El jueves, el ministro de Educación del gobierno talibán, Neda Mohammed Nadim, dijo que la razón por la que se veta a las mujeres afganas de las universidades es que “no siguen el código de vestimenta” y por el sistema de “coeducación” en el que hombres y mujeres comparten espacios.
Esta generación había pensado que tenía suerte -obteniendo la educación que le había sido negada a sus madres, hermanas mayores y primas.
En cambio, ahora están viendo su futuro derrumbarse.
El Talibán, que empezó como un grupo militante islámico de línea dura, había prometido respetar los derechos de las mujeres cuando regresaron al poder en agosto de 2021 -después de los horrores de su anterior régimen entre 1996-2001, cuando las mujeres no podían trabajar ni estudiar.
Pero su más reciente decreto elimina cualquier escasa libertad o derecho que se les había otorgado a las mujeres después de que las fuerzas lideradas por Estados Unidos abandonaran Afganistán para permitir el regreso del Talibán.
Sin embargo, hace apenas tres meses, el Talibán había aceptado permitir la realización de los exámenes de admisión a la universidad a las mujeres.
Miles de niñas y mujeres se presentaron en provincias por todo el país.
Muchas habían estudiado en secreto,en sus casas o arriesgándose a ir a colegios clandestinos de enseñanza particular creados para niñas.
El peligro siempre estaba presente. Durante algunos de los exámenes, los colegios fueron blanco de atentados con bomba en los que murieron alumnas.
Aun así, la jóvenes persistieron.
Incluso cuando, en noviembre, el Talibán impuso restricciones de última hora a ciertas materias -vetando a las mujeres de tomar cursos como economía, ingeniería y periodismo-, continuaron intentándolo, muchas de ellas solicitando estudiar docencia y medicina.
“¿Por qué tenemos que ser siempre las víctimas?”, expresó otra estudiante a la BBC.
“Afganistán es un país pobre. Pero las mujeres de este país han aceptado esa pobreza de la mano de todos los otros problemas”.
Barreras a la educación femenina
La educación femenina ha sido durante mucho tiempo un tema polémico entre las facciones conservadoras y más moderadas del Talibán.
El veto universitario apunta ahora a una victoria del lado más fundamentalista del Talibán, cuyo líder supremo, Hibatullah Akhundzada, cree que la educación moderna -particularmente de mujeres y niñas- es equivocada según las enseñanzas islámicas.
No obstante, no todos los miembros del movimiento que generó el decreto piensan como él y hay informes de que funcionarios más moderados en ciudades como Kabul querían que las niñas mayores de 12 pudieran recibir una educación.
La decisión ha tenido un impacto en el futuro de todo el país, como lo señalan los defensores de los derechos.
“Ningún país puede prosperar cuando la mitad de su población es reprimida”, advirtió el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken.
Los países occidentales habían insistido en la educación femenina como una condición que el Talibán estaba obligado a cumplir si querían ser reconocidos globalmente.
Sin embargo, hasta el momento, el Talibán ha ignorado las críticas.
Para las familias afganas, tanto dentro del país como alrededor del mundo, el ver el futuro de sus hijas deslizarse de vuelta al “oscurantismo” ha encendido el temor y la furia.
La noticia del veto universitario motivó a algunas activistas afganas a publicar relatos de sus propias graduaciones universitarias -en toga y birrete.
La resistencia contra el Talibán desde su regreso al poder no ha sido suficiente, dicen.
Y ha habido un aumento en el nivel de restricciones para las mujeres en la vida cotidiana las semanas pasadas. En noviembre, a las mujeres en Kabul se les impidió la entrada a sitios públicos como parques y gimnasios.
Las mujeres están siendo confinadas a sus casas cada vez más por políticas equivalentes a encarcelamiento, afirma la ONU.
“Sus acciones no son islámicas”
Para una estudiante de leyes, el camino a una educación superior parece haber llegado a su fin. Su curso universitario había concluido antes de las vacaciones del invierno boreal y estaba programado para reiniciar en marzo.
Pero ahora no le permiten poner pie en el campus, “ha perdido todo”. Como académica de la ley sharía, le contó a la BBC que estaba tratando de encontrarle sentido dentro de las enseñanzas islámicas.
“El Talibán nos ha quitado los derechos que el islam y Alá nos han dado”, le dijo a la BBC.
“Deben ir a otros países islámicos y ver que sus acciones no son islámicas. Según lo que dicen, esto obedece a la sharía. ¿Pero por qué quieren imponerla solo a la mujeres? ¿Por qué no la aplican a los hombres?”.
Otras académicas religiosas respaldan su argumento.
Nawida Khurasani, una de las pocas mujeres afganas que estudian la religión, dice que el decreto desafía los valores islámicos.
“No tiene lugar en el islam -porque el islam ordena tanto a hombres como mujeres tener una educación”, expresó Nawida, que ahora vive en Canadá.
Otro académico religioso con quien la BBC habló -un imán que vive en Afganistán- estuvo de acuerdo con que, dentro del islam, tanto hombres como mujeres deberían poder recibir una educación.
A pesar de eso, para muchos observadores de Afganistán, es inútil tratar de explicar las acciones del Talibán según las supuestas enseñanzas islámicas.
Afirman que el veto universitario es solo la continuación de los objetivos de ese movimiento de reprimir completamente a las mujeres y eliminar las libertades que tuvieron en el período entre los regímenes del Talibán.
Con cerrarles la puerta a una educación universitaria, el Talibán está completando su control sobre las mujeres.
“Afganistán no es un país para las mujeres, sino una jaula para mujeres”, expresó la académica y activista afgana Humaira Qaderi, que vive en EE.UU.
“Ya no les queda una vida social a las mujeres afganas. Las calles están dominadas por hombres”, indica.
“Esto era la última cosa que el Talibán podía hacer. Pero lo hicieron”.
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