Reprocha Mariano Palacios abandono federal
“Creo que durante el gobierno de López Obrador no hay racionalidad que nos permita ser optimistas, pero es una obligación constitucional del Estado mexicano, incorporada por el actual presidente e incumplida en su mandato”.
Es la voz de Mariano Palacios, que se torna dura al abordar la situación de las instituciones de educación superior del país, incluida la que dirigió hace cerca de cuarenta años y a la que aún le unen lazos cotidianos. Resalta el abandono federal, a pesar de las modificaciones realizadas legalmente, a la universidad pública, y habla de sus perspectivas sobre un futuro que no parece halagador. “La situación del pasivo laboral de las universidades, derivada de contratos colectivos, como todo el sistema de pensiones y jubilaciones del país, está desfondada”, dice; “si bien en la universidad de Querétaro han podido paliar esta situación, es un tema estructural de las universidades públicas del país que no ha sido atendido con responsabilidad por parte del gobierno federal”.
“Las bolsas de las universidades están quebradas para hacerle frente, en el mediano y en el largo plazo, a todas las obligaciones laborales con el personal académico y administrativo”, insiste el también ex gobernador queretano. “En términos reales, hoy las universidades reciben menos recursos que al inicio del actual gobierno federal”.
Palacios recalca que el gobierno lopezobradorista no ha creado el fondo financiero al que se obligó, en el 2019, al reformar la Constitución, y pone énfasis en las áreas más afectadas: “Las áreas del desarrollo científico y tecnológico, los programas de investigación, los programas de apoyo a becas, han estado verdaderamente abandonados por el gobierno de la República”
Reconoce el esfuerzo que el gobierno estatal ha tenido para con la universidad queretana en el ámbito económico, pero considera que el punto de atención debe ser el inclumpliento del gobierno federal a la reforma constitucional propuesta por la misma administración, y añade: “El principio de gratuidad constitucional le impide hoy a las universidades tener formas de ingreso propio, lo que también me parece es limitar las posibilidades de creatividad para programas que podrían ser sustantivos”, y remata con un ejemplo claro que le tocó vivir en su etapa rectoral: “Los programas de creación de los modelos de presas que hacían en la Facultad de Ingeniería en apoyo a los desarrollos que haría la Secretaría de Recursos Hidráulicos, ahorraban mucho dinero al gobierno federal y le daban ingresos a la universidad de Querétaro”.
“Me parece que las universidad públicas viven una doble crisis económica; la primera originada por la incomprensión del gobierno de López Obrador, y la segunda su pasivo laboral derivado de sus contratos colectivos. Las bolsas de las universidades están quebradas”.
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Unido por siempre a la universidad de la que egresó en 1976, reflexiona también sobre una premisa que consideró importante desde el momento que asumió su rectoría tres años más tarde: “El compromiso de que las universidades públicas es que ofrezcan educación de calidad, para que los cuadros que de ella egresen sean lo suficientemente competentes, no solo para dirigir las actividades de sus gremios, sino también para dirigir y gobernar a la sociedad a la que se deben”.
Un compromiso que, dadas las condiciones de abandono gubernamental actual, parece forjarse a contracorriente.