“Delirio excitado”, el falso síndrome con el que se explicó la misteriosa muerte de decenas de mujeres y que se usó para justificar abusos policiales en Estados Unidos – BBC News Mundo
- Author, Jon Ronson
- Role, BBC, Serie “Things Fell Apart”
En la década de 1980, la muerte de 32 mujeres en Miami, Estados Unidos, llevó a un diagnóstico médico completamente nuevo que ha tenido consecuencias nefastas.
No hubo muchos artículos en los medios de comunicación sobre las muertes, presumiblemente porque se trataba de trabajadoras sexuales negras.
Pero las historias que aparecieron reflejaron cuán perpleja estaba la policía.
Como le dijo el detective Frank Weslowski a Fox Television en 1989: “Estas son, con mucho, las muertes más misteriosas que jamás encontrarás”.
No había una causa aparente de muerte -ni heridas de bala, ni puñaladas, ni sangre-, pero las mujeres tenían dos cosas en común.
“Todas fueron encontradas en patios traseros o descampados“, recordó Weslowski en conversación con la BBC.
“Todas estaban acostadas boca arriba, con las piernas separadas, y parecía que había sexo de por medio, pero no había signos de muerte“.
Además, una droga que estaba arrasando en Miami en ese entonces fue encontrada en niveles bajos en los cuerpos de las víctimas: cocaína.
Justo cuando se estaban encontrando los cuerpos la patóloga forense Joye Carter estaba haciendo sus prácticas en esa ciudad con el doctor Charles Wetli, médico forense jefe adjunto del condado de Miami-Dade.
“Por alguna razón, el doctor Wetli logró que todos esos casos llegaran a él”.
Wetli examinó los cadáveres y finalmente, en 1988, anunció que había determinado la causa de las muertes: todas las mujeres habían muerto espontáneamente como resultado de una combinación de cocaína y sexo.
“Las autopsias han demostrado de manera concluyente que estas mujeres no fueron asesinadas”, declaró.
“Por alguna razón, con el uso crónico de cocaína, el macho de la especie se vuelve psicótico y la hembra de la especie muere por el sexo“, agregó.
Y acuñó un término para describir sus hallazgos: llamó a su diagnóstico “delirio excitado”.
Pero entonces algo sucedió.
Hubo otra muerte: Antoinette Burns, de 14 años.
Al principio todo parecía encajar en el patrón: fue encontrada en un patio lleno de chatarra y estaba acostada exactamente en la misma posición que las demás.
Excepto que nada más encajaba.
No sólo no era prostituta sino que la autopsia confirmó que no tenía rastros de ninguna droga en su cuerpo.
Fue la primera grieta en la teoría del delirio excitado, algo que no sorprendió al detective Weslowski, quien había tenido sus dudas desde el principio.
“Eso echó por tierra la teoría del doctor Wetli, y la gente empezó a abrir los ojos: tal vez el humilde detective estaba en lo cierto y el conocido médico estaba equivocado”.
Más tarde, otra víctima escapó con vida y pudo contar lo que le había ocurrido.
“El hombre te estrangula como si tuviera la intención de matarte”, fueron sus palabras, según reportó el diario Miami Herald en septiembre de 1989.
“No es un estrangulamiento en el que está jugando contigo: quiere matarte. La expresión de su cara pasó de ser la de un caballero a un maldito maníaco”, añadió.
“Fue entonces cuando se empezó a desmentir la teoría médica: esto no es delirio excitado, son homicidios“, señaló Carter.
Un asesino en serie
Los cuerpos de las mujeres fueron exhumados y reexaminados, esta vez por el médico forense jefe.
Encontró cosas que su subalterno Wetli había pasado por alto, como hemorragias en los ojos que podían indicar asfixia.
La policía empezó a investigar casos similares y encontró un nombre: Charlie Williams.
“El primer arresto de Williams fue por asfixiar a una novia y golpearla. Y fue condenado a un año de cárcel por eso. Luego una prostituta lo acusó de violación y asfixia. Se ordenó que se sometiera a una evaluación psicológica”, contó Weslowski.
“Cuando lees sus archivos médicos, admite que tenía mal genio e incluso que ‘si tienes que abofetearlas, las abofeteas para que te respeten’. Y el sospechoso agregó: ‘Tendrías que ser estúpido para dejarlas ir, tienes que matarlas para que no puedan hablar en tu contra‘”.
Con un sospechoso en mente, la policía volvió a entrevistar a quienes estuvieron con una de las víctimas justo antes de su muerte.
“Conocían a Charlie y habían visto a la víctima irse con él.
“Nuestra teoría era que podía haber sexo oral involucrado, así que quizás ella lo había mordido. Cuando lo examinamos, Charlie efectivamente tenía marcas de dientes en el pene, así que llamamos a un experto dental”.
Así se determinó finalmente cuál había sido la causa real de la muerte.
“Felación forzada”, declaró Weslowski.
Cuando la policía acusó a Charles Williams, ya estaba cumpliendo una condena de 40 años por violación. 10 días antes de que comenzara su juicio por asesinato, murió de sida.
Pero, ¿qué pasó con el doctor Wetli después de que se aclarara la causa de esos asesinatos?
Delirio sin fronteras
Para ese entonces, Wetli se había mudado a New York, donde seguía trabajando como médico forense.
Y, a pesar de que se había comprobado que las víctimas en las que basó su teoría del delirio excitado habían sido asesinadas, no la abandonó.
“Había escrito varios artículos y daba conferencias por todo el país”, señaló Carter.
“De repente, la teoría del delirio excitado estaba siendo utilizada en todo el país por agentes de policía lejos de Miami”.
¿Cómo pudo suceder que un síndrome que fue desacreditado a principios de la década de 1990 en lugar de desaparecer se extendiera como la pólvora?
“Desafortunadamente no teníamos internet en ese entonces, así que solo se supo que era ciencia basura en Miami”, le dijo a la BBC Julia Sherwin, abogada de derechos civiles de Oakland, California, quien ha seguido lo sucedido con la teoría del delirio excitado.
“Era ávidamente activo en la comunidad de patología forense e iba a conferencias y continuaba hablando de su teoría”.
Aparentemente, en esas conferencias, nadie “sabía del escándalo en Miami. Wetli lo mantuvo en secreto”.
Y la fama de la teoría no era sólo a nivel nacional.
“En 2020 participé en una conferencia internacional sobre muertes bajo custodia policial y hablé de los orígenes del delirio excitado como parte de mi presentación, y fue una novedad para esos patólogos forenses de todo el mundo“.
Junto con su teoría sobre las mujeres y el sexo, Wetli pasó décadas promoviendo otra teoría sobre muertes de hombres por delirio excitado.
“Las mujeres pueden estar muriendo por la actividad sexual, los hombres simplemente se vuelven locos”, antes de caer muertos espontáneamente, afirmaba.
Excusa conveniente
El delirio excitado no está reconocido por la Asociación Médica Estadounidense, la Asociación Estadounidense de Psiquiatría o la Organización Mundial de la Salud, y no figura en el DSM, el manual de trastornos mentales.
Realmente debería haber seguido el camino de la pseudociencia desacreditadas como la frenología, pero en cambio floreció, especialmente en el mundo policial.
Para Sherwin, eso se debió principalmente a una razón: el cabildeo de Taser International, ahora conocida como Axon, compañía que vendía un arma de electrochoque que se usa para incapacitar temporalmente a las personas.
“Después de que Wetli promoviera el delirio excitado como una posible causa de muerte, uno de sus colegas, el Dr. Vincent Di Maio y su esposa Teresa publicaron un libro en 2006 llamado ‘Síndrome de delirio excitado'”.
Los afectados, decía Di Maio, poseían “una fuerza sobrehumana”.
“Puedes dispararles con una pistola Taser, puedes golpearlos y no parece molestarles. La policía tiene que contenerlos porque son un peligro no solo para los demás, sino también para ellos mismos“.
Para la compañía, era beneficioso promover un libro que presentaba el delirio excitado como causa de muerte, pues le permitiría argumentar que si un sospechoso fallecía tras ser impactado con una pistola Taser, podía haber otra explicación.
“En 2007, Taser International ya había comprado entre 1.000 y 1.500 copias de ese libro para repartirlas gratuitamente en conferencias de patología forense”, señaló Sherwin.
Dado que solo hay unos 750 patólogos forenses a tiempo completo en EE.UU., Taser tenía suficientes copias para cubrir a toda la comunidad dos veces.
Tanto Di Maio como Wetli se presentaron como expertos judiciales pagados por la firma en casos en los que se había usado un Taser en alguien que posteriormente murió.
“Todo lo que necesitaba Taser era una explicación plausible de la muerte de la persona que no fuera la pistola de electrochoque, y sabían que Wetli se la daría”, explicó la abogada de derechos civiles.
Sin embargo aclaró: “Después de haber trabajado en esto durante 28 años, debo decir que cuando las personas se encuentran con las fuerzas del orden en EE.UU., muy a menudo no sólo se les aplica una pistola Taser; se las inmoviliza y se las golpea con mucha frecuencia por parte de varios agentes.
“Así que es difícil saber realmente cuántas de las muertes habían sido únicamente por las pistolas Taser”.
En 276 ocasiones, una persona (a menudo negra y/o latina) murió después de recibir una descarga eléctrica y el delirio excitado fue presentado como la causa de la muerte.
Taser le dijo a la BBC que se remiten a los científicos sobre si el delirio excitado está reconocido médicamente, y que sus armas permiten que la policía haga un uso más seguro de la fuerza, habiendo sido utilizadas 4 millones de veces en 25 años.
Pero el papel de Taser es solo una parte de esta historia.
Hay que tener en cuenta otro elemento: según el propio Wetli, el 70% de los hombres que murieron de “delirio excitado inducido por cocaína” eran negros.
El hecho de que la mayoría de los consumidores de cocaína sean blancos no lo desvió de su diagnóstico.
Tampoco el que esos afroaestadounidenses murieran bajo custodia: no tenía nada que ver con el racismo o la brutalidad policial, insinuó.
Más bien, las personas negras eran más propensas a morir espontáneamente de delirio excitado.
“Puede ser genético”, escribió en 1990. Todo esto alarmó a Joye Carter, la patóloga que se formó con él.
El concepto de “delirio excitado” debería haber desaparecido con el arresto del asesino en serie de Miami. Pero fue mantenido vivo y saltó a las portadas de prensa de todo el mundo en 2020.
Un síndrome terco
El 25 de mayo de ese año, agentes de policía de Minneapolis arrestaron a George Floyd, un afroestadounidense de 46 años, después de que un empleado de una tienda llamara a las autoridades para acusarlo de haber comprado cigarrillos con un billete falso de US$20.
17 minutos después de que la primera patrulla llegara al lugar, Floyd estaba inconsciente y atrapado debajo de tres agentes de policía, sin mostrar signos vitales.
El mundo entero lo vio todo, pues imágenes de seguridad y vídeos de testigos mostraron lo que ocurrió.
“Cuando dijo que no podía respirar, lo primero que se les ocurrió a los agentes fue que tal vez era delirio excitado”, dijo Carter.
“¡No estaba excitado, estaba suplicando por su vida!”, exclamó la patóloga.
En el video mostrado en el juicio contra el policía Derek Chauvin se escucha que mientras estaba arrodillado sobre el cuello de Floyd, otro oficial dijo: “¡Ponlo de lado!… Me preocupa el delirio excitado o lo que sea”.
Resulta que les habían enseñado cómo detectar si un sospechoso sufría del falso síndrome.
La BBC encontró una diapositiva sobre el delirio excitado de una presentación de entrenamiento de la policía de Minneapolis, con la imagen del superhéroe de cómics Hulk junto a las frases “Resistencia ilimitada”, “Reducción de la sensación de dolor”, “Fuerza sobrehumana”.
“Creo que ese entrenamiento hace que los agentes reaccionen de manera exagerada y realmente quieran usar una fuerza abrumadora”, opinó Sherwin.
Durante el juicio, los abogados de Chauvin insinuaron que Floyd estaba en un estado de delirio excitado. Pero un médico de la policía que testificó para la fiscalía, el Dr. Bill Smock, desacreditó esa idea.
Así, lo que comenzó con un médico forense haciendo grandes pronunciamientos pseudocientíficos en la década de 1980 terminó en el asesinato de George Floyd.
Y, sin embargo, el “delirio excitado” siguió presente, tanto que no fue hasta octubre de 2023 que California se convirtió en el primer estado de EE.UU. en prohibir su uso como causa de muerte, vetando el diagnóstico falso que las autoridades habían citado con frecuencia para justificar asesinatos a manos de las fuerzas del orden.
* Este artículo es una adaptación del episodio “The Most Mysterious Deaths” de la serie de la BBC “Things Fell Apart”, escrito y presentado por Jon Ronson y producido por Sarah Shebbeare. Si quieres escucharlo, haz clic aquí.
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