Chile y el fin de un ciclo


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Aquí estamos por primera vez: una newsletter desde la redacción de EL PAÍS en Chile a sus correos. A partir de hoy y todos los miércoles, les enviaremos a sus e-mail una selección de las mejores crónicas, reportajes y entrevistas sobre Chile, para comprender mejor el país.

Y qué mejor que arrancar en este momento tan noticioso, a solo cuatro días del plebiscito por una nueva Constitución. El domingo 17 de diciembre, unos 15,4 millones de chilenos estamos convocados a volver a las urnas para definir si estamos a favor o en contra de una propuesta de Carta Fundamental. Es un texto que se trabajó en un Consejo Constitucional de mayoría de derechas y, como parece obvio, la izquierda y el oficialismo del Gobierno de Gabriel Boric están en contra. Aunque no se ve precisamente efervescencia en las calles, todo indica que con el sistema de voto obligatorio habrá altos índices de participación, en torno a los 13 millones, como en las dos elecciones anteriores. En esta pieza, les contamos por qué Chile camina hacia un resultado incierto.

No será fácil interpretar políticamente los resultados, porque este referéndum tiene muchos elementos especiales. ¿Quién gana y quién pierde si triunfa una u otra opción? El politólogo de la Universidad de Chile, Octavio Avendaño, escribió una columna sobre ello. Según él, la derecha ya ganó, porque de ganar el A favor dispondrá de una Constitución redactada a su medida y si se rechaza, se queda con la actual. Recordemos que el Partido Republicano de la extrema derecha, que lideró el proceso, nunca estuvo por reemplazar el texto vigente y solo se sumó a este segundo intento para la elección del Consejo Constitucional en pasado mayo, cuando ganó 23 de los 50 escaños. Lo de cambiar la ley de leyes era, más bien, una demanda histórica de la izquierda.

Entre los contenidos de la nueva propuesta que han generado mayor interés están los relacionados a los derechos de las mujeres. La periodista Maolis Castro entrevistó a Macarena Sáez, abogada chilena y directora ejecutiva de la división de derechos de las mujeres de Human Rights Watch (HRW) para ahondar en esto. Según Sáez, “esta propuesta de Constitución pone en riesgo el avance de Chile en igualdad y no discriminación de las mujeres”.

En la misma línea, la expresidenta Michelle Bachelet, primera directora ejecutiva de ONU Mujeres, columnista de EL PAÍS, escribió una tribuna titulada: “Que no se joda nadie”. Ahí explica por qué votará En contra y se refiere a un asunto que ha estado especialmente vigente en el debate público: “La despenalización del aborto en tres causales podría ser declarada inconstitucional por la norma que establece que ‘la ley protege la vida de quien está por nacer’; y por la norma que establece que ‘niño es todo ser humano menor de 18 años”, escribe Bachelet en su entrega mensual.

En Chile, desde que la expresidenta apareció en la campaña televisiva del En contra, el viernes pasado, se ha producido una acalorada discusión. No solo sobre sus dichos –la derecha y sectores de centro acusaron que no eran ciertos algunos de los argumentos de Bachelet sobre las mujeres en la nueva Constitución–, sino acerca de su papel. Para algunos analistas, de hecho, su aparición sería contraproducente para la alternativa que defiende. En una campaña donde los electores no tienen tan claro qué sector político está por una u otra opción en la papeleta, la aparición de Bachelet aclara el panorama: la izquierda y el Gobierno de Boric –que ha intentado no dar vuelta completamente sus cartas– buscan rechazar la propuesta.

Para cerrar el tema constitucional, les recomendamos dos notas: esta entrevista al politólogo de la Universidad Católica, el uruguayo David Altman. Dice que Chile perfectamente se podría haber ahorrado el estallido social de 2019 y los cuatro años de discusión constituyente si hubiese contado con mecanismos de democracia directa, que permita a los ciudadanos ser escuchados y tomar decisiones.

Y esta columna de Alfredo Joignant, que escribe cada lunes en EL PAÍS. Se titula: el fin de un período.

Otras historias

Gracias por recibirnos en su buzón. Aquí, más abajo, les dejamos las mejores piezas periodísticas de la semana trabajadas desde la redacción de EL PAÍS en Chile.

* En esta entrevista a pocos días de dejar el cargo, realizada por las periodistas Antonia Laborde y Ana María Sanhueza, el contralor Jorge Bermúdez remarca que “se notó absolutamente” la falta de experiencia del Gobierno de Boric en el funcionamiento del sector público. Lamentó que la Administración de izquierdas no hayan visto a la Contraloría como un órgano colaborador y que no hayan acudido a las capacitaciones, reprogramadas cuatro veces.

*Rodrigo Topelberg, socio de los Sauer: playa, millones, un audio que escuchó todo Chile y una amistad que terminó mal. El rompecabezas que intenta armar la Fiscalía en el caso Luis Hermosilla luego de una filtración donde se reconocen pagos de sobornos a funcionarios públicos tiene como pieza central a Topelberg, uno de los primeros en tener acceso a la grabación. Un perfil trabajado por la periodista Antonieta de la Fuente.

* Carlos Henríquez sobre resultado PISA 2022 en Latinoamérica: “No fue tan catastrófico como se proyectó”. El coordinador del Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de Educación de Unesco asegura que los sistemas de la región fueron resilientes, existieron apoyos y las familias cumplieron un papel. Una entrevista de Maolis Castro.

* Una confesión literaria de Agustín Squella. El académico chileno hace en su columna una defensa al exitoso escritor chileno Benjamín Labatut. “Percibo una mala semilla”, dice sobre las envidias de los escritores chilenos.

* Chile avanza en la conservación de sus ríos en la Patagonia: Futaleufú y Puelo serán los primeros caudales protegidos. Desde la austral localidad chilena de Futaleufú, la periodista Antonieta de la Fuente narra la historia detrás de la hazaña para proteger dos de los principales cauces del fin del mundo.



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