Canadá: qué era la División Galicia y por qué arroja sombras sobre los ucranianos que emigraron al país norteamericano después de la Segunda Guerra Mundial – BBC News Mundo
- Author, Nadine Yousif
- Role, BBC News, Toronto
Cuando el Parlamento de Canadá aplaudió a un veterano de guerra ucraniano que luchó con la Alemania nazi, se volvió a poner sobre el tapete una parte controversial de la historia de Ucrania y su conmemoración en Canadá.
Yaroslav Hunka, el veterano ucraniano que fue ovacionado en el Parlamento el 22 de septiembre, formó parte de una unidad nazi llamada 14ª División de Granaderos Waffen-SS -también conocida como División Galicia– que se formó en 1943.
Su presencia en el Parlamento canadiense fue criticada tanto por grupos judíos como por otros parlamentarios.
El diputado Anthony Rota, que lo invitó, renunció como presidente de la Cámara de los Comunes y dijo que lamentaba profundamente el error.
Pero no es la primera vez que el papel de Ucrania en la Segunda Guerra Mundial suscita un debate en Canadá, que alberga la mayor diáspora ucraniana fuera de Europa.
En todo el país hay varios monumentos dedicados a veteranos ucranianos de la Segunda Guerra Mundial que sirvieron en la División Galicia.
Grupos judíos llevan mucho tiempo denunciando estos homenajes bajo el argumento de que los soldados de la División Galicia juraron lealtad a Adolf Hitler y fueron cómplices de los crímenes de la Alemania nazi o los cometieron ellos mismos.
Pero para algunos ucranianos, estos veteranos son luchadores por la libertad, que solo pelearon junto a los nazis para resistir a los soviéticos en su búsqueda de una Ucrania independiente.
Una historia polémica
La División Galicia lleva ese nombre por el distrito de Galicia, o Galitzia, creado por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial en parte de lo que hoy es el oeste de Ucrania.
Formaba parte de las Waffen-SS, una unidad militar nazi que, en su conjunto, estuvo implicada en numerosas atrocidades, incluida la masacre de civiles judíos.
Más de un millón de judíos fueron asesinados en Ucrania durante la guerra, la mayoría entre 1941 y 1942.
La mayoría murieron fusilados cerca de sus casas por los alemanes nazis y sus colaboradores.
La División Galicia ha sido acusada de cometer crímenes de guerra, pero sus miembros nunca fueron declarados culpables ante un tribunal.
Grupos judíos han condenado los monumentos canadienses a los veteranos ucranianos que lucharon en las Waffen-SS. Afirman que son “una glorificación y celebración de quienes participaron activamente en los crímenes del Holocausto“.
Uno de estos monumentos se encuentra en un cementerio ucraniano privado en Oakville, Ontario, y lleva la insignia de la División Galicia.
Otro fue colocado por veteranos ucranianos de la Segunda Guerra Mundial en Edmonton (Alberta).
Un tercero, también en Edmonton, es un busto de Román Shujévych, líder nacionalista ucraniano y colaborador nazi, cuyas unidades fueron acusadas de masacrar a judíos y polacos.
La participación de Shujévych en estos crímenes, sin embargo, es objeto de debate, y no formó parte de la División Galicia.
Los monumentos, que datan de las décadas de 1970 y 1980, han sido objeto de actos de vandalismo en los últimos años, con la palabra “nazi” pintada en rojo.
¿Por qué hay desacuerdo sobre lo que representan los monumentos?
El desacuerdo sobre lo que representan estos monumentos se remonta a la historia de Ucrania en la guerra, así como a la composición de la gran diáspora ucraniana de Canadá, dice David Marples, profesor de historia de Europa del Este en la Universidad de Alberta.
Durante la Segunda Guerra Mundial, millones de ucranianos sirvieron en el Ejército Rojo soviético, pero otros miles lucharon en el bando alemán bajo la División Galicia.
Los que lucharon con Alemania creían que ese país les concedería un Estado independiente libre del dominio soviético, explica Marples.
En aquella época, los ucranianos estaban resentidos con los soviéticos por su papel en la Gran Hambruna Ucraniana de 1932-1933, también conocida como Holodomor, en la que murieron unos cinco millones de ucranianos.
Las ideologías de extrema derecha estaban ganando terreno en la mayoría de los países europeos en la década de 1930 y Ucrania no fue una excepción, señala Marples.
Tras la derrota de Alemania, a algunos soldados de la División Galicia se les permitió entrar a Canadá tras rendirse a las fuerzas aliadas, una medida a la que se opusieron grupos judíos de la época.
Algunos canadienses de ascendencia ucraniana consideran a estos soldados y a la División Galicia en general “héroes nacionales” que lucharon por la independencia del país.
También argumentan que su colaboración con la Alemania nazi fue efímera y que ellos, incluido Shujévych, acabaron luchando tanto contra los soviéticos como contra los alemanes por una Ucrania libre.
Pero la comunidad judía lo ve de otra manera.
“Lo esencial es que esta unidad, la 14ª unidad de las SS, eran nazis”, declaró a la BBC Michael Mostyn, dirigente de la B’nai B’rith en Canadá.
El país norteamericano se ha enfrentado a esta historia en el pasado; una comisión se encargó en 1985 de investigar las denuncias de que Canadá se había convertido en un refugio para los criminales de guerra nazis.
Un informe publicado por esa comisión al año siguiente concluyó que no hay pruebas que vinculen a los ucranianos que lucharon con la Alemania nazi con crímenes de guerra específicos.
Y la “mera pertenencia a la División Galicia es insuficiente para justificar su enjuiciamiento”, añadía el informe.
Las conclusiones del informe fueron impugnadas por grupos judíos y algunos historiadores.
Marples señala que, en el momento de redactar el informe, algunos archivos de la Segunda Guerra Mundial en Ucrania y Rusia no eran accesibles.
Años más tarde se hicieron públicos, lo que impulsó una nueva investigación sobre el tema.
A través de esta investigación adicional se reveló que algunos de los que sirvieron en la División Galicia estuvieron implicados en crímenes de guerra, afirma Marples, aunque ninguno fue condenado.
Desinformación rusa que apunta a la historia de Ucrania
Al entrar en el siglo XXI, este debate histórico se enlodó por la propaganda rusa moderna, que tachó falsamente de nazi al gobierno ucraniano para justificar su invasión.
Marples asegura que, aunque la extrema derecha sigue existiendo en Ucrania, es mucho menor de lo que la propaganda rusa intenta hacer creer.
Y los funcionarios ucranianos electos no están vinculados a ningún grupo de extrema derecha del país.
“Rusia simplificó mucho el relato”, dice Marples.
Grupos ucranianos en Canadá dicen que la disputa sobre los monumentos y la aparición de Hunka en el parlamento es el resultado de esta propaganda.
Ya en 2017, antes de la invasión pero cuando las tensiones entre Rusia y Ucrania eran altas, la embajada rusa en Canadá criticó la existencia de monumentos ucranianos en Canadá, acusándolos de rendir homenaje a “colaboradores nazis”.
Taras Podilsky, portavoz del Ukrainian Youth Unity Complex (en español, Complejo de Unidad Juvenil Ucraniana) de Edmonton, que alberga el busto de Shujévych, declaró que la rápida renuncia de políticos canadienses ante el episodio de Hunka es el último efecto de la campaña de desinformación rusa.
Y sostuvo que no hay pruebas que vinculen al veterano con crímenes de guerra.
“Sin el debido proceso, esta persona es víctima de una narrativa rusa que ahora tuvo éxito“, dijo Podilsky.
Mostyn, de la B’nai B’rith, reconoció la complicada naturaleza de esta historia, especialmente para algunos miembros de la diáspora ucraniana.
Pero afirmó que cualquier vínculo con el nazismo no es algo que puedan “permitir que las generaciones futuras celebren”.
En términos más generales, los estudiosos del Holocausto han denunciado en los últimos años a varios países de Europa del Este por restar importancia a su papel en la masacre de judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
En cuanto a los monumentos, tanto los grupos judíos de Canadá como los canadienses de ascendencia ucraniana dijeron que habían mantenido conversaciones sobre el tema.
Ambos informaron, sin embargo, que no pudieron ponerse de acuerdo sobre el camino a seguir.
“Está en nuestra propiedad privada, no en propiedad pública, y para nosotros es un símbolo de la libertad ucraniana“, dijo Podilsky sobre el busto de Shujévych en Edmonton. “Sabemos que no se cometió ningún delito”, agregó.
Mostyn opinó que el reciente episodio en la Cámara de los Comunes demuestra que existen lagunas en lo que respecta al conocimiento de la historia nazi en Canadá.
“Tenemos una situación en Canadá en la que no conocemos nuestra propia historia sobre los perpetradores nazis que llegaron a este país”, expresó.
Él y otros miembros de la comunidad judía de Canadá pidieron que se vuelva a examinar esta historia.
“Es realmente importante que se muestre liderazgo al más alto nivel por parte de nuestro primer ministro, para por fin abrir esto, porque es algo que la comunidad judía lleva décadas reclamando“, dijo el dirigente de la B’nai B’rith.
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